Método socrático: ironía y mayéutica

Método socrático: ironía y mayéutica. Sócrates (470-399 a. C.) es el gran hito de la filosofía occidental. Aunque no es el primer filósofo, es conocido como el “padre de la filosofía”. Gran parte de esto se debe a su incesante búsqueda del conocimiento y al desarrollo de un método para esta búsqueda, el método socrático.

En ella, la dialéctica socrática tenía como objetivo cuestionar las creencias habituales de su interlocutor para luego asumir su ignorancia y buscar el verdadero conocimiento. El método socrático busca eliminar el doxa (opinión) y lograr episteme (conocimiento)

Para Sócrates, solo después de eliminar la falsedad puede surgir la verdad.

Por lo tanto, su método de investigación se compone de dos momentos: ironía y mayéutica.

pensamiento de Sócrates

Estatua de Sócrates inmerso en sus pensamientos

1. ironía

La primera parte del método socrático conocido como ironía proviene de la expresión griega que significa “preguntar, pretender no saber”. Este primer momento del diálogo socrático tiene un carácter negativo, ya que niega preconceptos, preconceptos y preconceptos (prejuicios).

La ironía estaba compuesta por preguntas que se le hicieron al interlocutor para dejar en claro que el conocimiento que él creía poseer no era más que una opinión o una interpretación parcial de la realidad.

Para Sócrates, el no conocimiento o la ignorancia es preferible al mal conocimiento (conocimiento basado en prejuicios). Como resultado, las preguntas de Sócrates se volvieron para que el interlocutor se diera cuenta de que no estaba seguro de sus creencias y reconoció su propia ignorancia.

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Sócrates, con sus preguntas, a menudo molestaba a sus interlocutores, y abandonaron la discusión antes de proceder e intentar definir el concepto.

Los diálogos socráticos que terminan sin completarse se denominan diálogos aporéticos (aporia significa “punto muerto” o “inconclusión”).

2. Maíz

El segundo paso del método socrático se conoce como mayéutico, que significa ‘parto’. En este segundo momento, el filósofo continúa haciendo preguntas, ahora con el objetivo de que el interlocutor llegue a una conclusión segura sobre el tema y pueda definir un concepto.

El nombre “maieutic” fue inspirado por la propia familia de Sócrates. Su madre, Fainarete, era partera y el filósofo la tomó como ejemplo y afirmó que tenían actividades similares. Mientras que la madre ayudó a las mujeres a dar a luz a sus hijos, Sócrates ayudó a las personas a dar a luz ideas.

Sócrates entendió que las ideas ya están dentro de las personas y son conocidas por su alma eterna. Sin embargo, la pregunta correcta puede hacer que el alma recuerde su conocimiento previo.

Para el filósofo, nadie puede enseñar nada a nadie más. Solo ella misma puede tomar conciencia, dar a luz ideas. La reflexión es la forma de alcanzar el conocimiento.

Por lo tanto, es importante completar la mayéutica. En él, desde la reflexión, el sujeto parte del conocimiento más simple que ya tiene y avanza hacia un conocimiento más complejo y más perfecto.

Este pensamiento socrático sirvió de base para la “teoría del recuerdo” de Platón.

Sólo sé que no sé nada” y la importancia de la ignorancia

Sócrates Recibió del oráculo de Delfos un mensaje de que era el más sabio de los hombres griegos. Preguntándose a sí mismo, Sócrates dijo su famosa frase: “Sólo sé que no sé nada” como podría ser el más sabio.

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Entonces el filósofo se dio cuenta de que cuestionar y tomar conciencia de la propia ignorancia es el primer paso en la búsqueda del conocimiento.

Los llamados “sabios” estaban seguros de su conocimiento. Pero eran meramente opiniones o una perspectiva parcial de la realidad.

Sócrates se dio cuenta de que la seguridad de estos sabios los haría nunca buscar el verdadero conocimiento. Mientras que él, consciente de su propia ignorancia, siempre estaría buscando la verdad.

La muerte de Sócrates

La vida sin duda no vale la pena vivir.

Jacques-Louis David, La muerte de Sócrates retrata el momento después del juicio cuando el filósofo recibe el cáliz con cicuta

El método socrático y el mito de la cueva de Platón

El principal discípulo de Sócrates Platón (c. 428-347 a. C.) en su famosa Alegoría de las Cuevas (o Mito de las Cavernas)) cuenta la historia de un prisionero que nació encadenado en el fondo de una cueva como muchos otros.

En desacuerdo con su condición, este prisionero logra liberarse, salir de la cueva y contemplar el mundo exterior.

No satisfecho y sintiendo compasión por los otros prisioneros dentro de la cueva, el prisionero decide regresar al interior hostil de la cueva para tratar de rescatar a otros prisioneros.

Sin embargo, a su regreso, los otros prisioneros lo desacreditaron, se rieron de él y finalmente lo mataron.

A través de esta metáfora, Platón relata la trayectoria de Sócrates en la antigua Grecia y lo que él entiende como el papel de la filosofía.

Para él, la pregunta propuesta por la filosofía socrática es la actitud que hace que el individuo se perciba a sí mismo como prisionero de un mundo de apariencias y sujeto a sus prejuicios y opiniones.

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Esta inquietud es lo que hace que el individuo busque el verdadero conocimiento, la salida de la cueva. Al comprender la verdad iluminada por el sol (verdad), uno se vuelve libre.

Platón habla del papel del filósofo. El filósofo es aquel que siente compasión por los demás, que no está satisfecho con tener el conocimiento por sí mismo y necesita tratar de liberar a las personas de la oscuridad de la ignorancia.

El trágico resultado imaginado por Platón se refiere al juicio y la condena de su maestro, Sócrates.

El método socrático, especialmente la ironía, eventualmente molestó a los poderosos de Atenas, quienes a menudo fueron ridiculizados por el filósofo. La muestra de ignorancia de los poderosos políticos griegos condenó a muerte a Sócrates.

Sócrates fue acusado de atacar a los dioses griegos y tergiversar a los jóvenes. Fue declarado culpable y se le ordenó tomar una taza de cicuta (veneno que causa parálisis y muerte).

Sócrates sorprendió a sus seguidores y amigos al negarse a huir y aceptar la condena. Entre estos seguidores estaba Platón.

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