Mis más sinceras condolencias para las familias de las víctimas del accidente ferroviario ocurrido en Galicia y mi deseo de pronta recuperación para todos los heridos.
Decir que algunos medios televisivos han encontrado, en la desgracia ajena, un filón para la audiencia. Tengo la impresión de que no dejan escapar ninguna oportunidad, ya que parece ser que todos los hilos que penden por pequeños que sean son aprovechados para sacar nuevas noticias entorno al mismo asunto.
Los crespones negros aparecen en la esquina de nuestros televisores, los políticos expresan su dolor, la Casa Real muestra su tristeza. No cabe duda: es una verdadera desgracia.
Por mi parte, también expreso mi sentimiento hacia las víctimas, no tenidas en cuanta durante mucho tiempo, que sufren o han sufrido el terrorismo estatal. Esas personas que decidieron poner fin a su vida por no poder hacer frente a una situación insostenible consentida desde la irresponsabilidad política. Otras, sin embargo, no llegaron a ese extremo pero soportan cada día lo que nadie desea para sí mismo. Se trata de las familias que han sido expulsadas a la fuerza de sus casas ya que el saqueo al que ha sido sometido el país, por parte de un ejército de corruptos que se hacen llamar políticos y/o banqueros, ha dejado en el umbral de la pobreza a un buen puñado de millones de españoles que, de pronto, se han visto sin ningún tipo de ingresos para mantener sus necesidades básicas. También hay quien se ha quedado sin los ahorros de toda una vida trabajando por imperativo legal y tiro porque me toca.
Parece ser que esas víctimas no merecen tanta atención. Será porque todos los días hay como mínimo una nueva y por lo tanto, en cierto modo, un@ se acostumbra, con lo cual, la seriedad que revista la situación se desvanece en lo que podríamos llamar la rutina y el extraño uso de la información.
Mientras las miradas apuntan al maquinista del tren siniestrado, los políticos causantes de la desgracia de unos 10 000 000 de españoles muestran su profundo dolor. El número de nuevas víctimas ignoradas sigue aumentando.